Mes y medio tuvo que esperar Marc Márquez desde que anunció su fichaje por el Gresini Racing hasta poder subirse por primera vez a la Ducati Desmosedici GP23 que llevará en la temporada 2024 del Campeonato del Mundo de MotoGP, dejando atrás una relación de once años con la Honda RC213V vestida de naranja Repsol.
La primera cita tuvo lugar el pasado 28 de noviembre en el Circuit Ricardo Tormo con luces y taquígrafos y, aunque la comunicación no verbal gritaba lo que su boca no podía articular, hasta la llegada de 2024 no podía hacer público ningún detalle sobre cómo la vivió en primera persona el octacampeón mundial.
Nada más llegar el nuevo año, con su viejo contrato ya extinto y el nuevo en vigor, DAZN ha sacado a la luz lo que contó el de Cervera después de esa primera cita. Con un discurso de auténtico gentleman, se niega a comparar la Ducati con la Honda o a enumerar diferencias, pero lo cierto es que mientras lo dice en la cara le salen subtítulos.
“Estaba nervioso, había mariposas en el estómago”, admite el mayor de los Márquez como si hablase del primer encuentro con un nuevo amor. Unos nervios que desaparecieron con el primer beso con su nueva máquina: “Después de la primera salida me he quedado bastante tranquilo y relajado”, prosigue.
Fue una primera cita en toda regla, en la que la ilusión se mezclaba con una pequeña dosis de incomodidad ante lo desconocido. Una relación sana implica un proceso de adaptación entre las partes, y el 93 es consciente de que le queda mucho por aprender. Pero lo importante estaba ahí: hubo velocidad y entendimiento. “Entendía la moto”, decreta.