El noruego buscará el Slot para Kona en el IRONMAN Frankfurt
Con la fortaleza de un samurái, su corpachón de corredor tosco, el noruego Kristian Blummenfelt venció a las tremendas condiciones del amanecer tokiota (27º C, 68% de humedad y 29º C en el agua), atacó duro, apretó los dientes hasta la línea de meta y, feliz y exhausto, se echó al suelo, vomitó y acabó saliendo en silla de ruedas del circuito en el que se proclamó campeón olímpico de triatlón, nuevo monarca tras las dos victorias del británico Alistair Brownlee.
El talaverano reconocía que un golpe con un rival en la primera boya le dejó aturdido, y en el final de la natación se vació demasiado. El ferrolano dijo no encontrarse bien desde el principio, y el balear nunca ha dominado bien las aguas. Los tres tuvieron la fortuna de poder hacer equipo en la bicicleta. Por delante, el doble campeón mundial, el francés Vincent Luis, que terminaría 13º, salió en cabeza y pedaleó fuerte para seleccionar un grupo con nueve hombres, entre los que había importantes como el belga Marten Van Riel (4º) o el sudafricano Henri Schoeman, que ni terminó.